En esta tercera clase, entenderemos como la Meditación, nos suministra energía
cósmica libre que nos permite transmutar y erradicar nuestra natural “inclinación
maligna”. Que no es más, sino un defecto en nuestra conciencia terrenal,
es un espacio vacío, un agujero, que se refleja en la vida de todas las
personas. También veremos los 3 niveles
de espiritualidad.
La energía cósmica libre absorbida durante la Meditación, nos
permite eliminar ese espacio vacío de nuestra vida, para que cada uno de
nosotros pueda crear paz, claro está, después de encontrar dicha paz en nuestro
interior. No existe otra manera para crear paz a nivel global.
Nuestras acciones, pensamientos y palabras tienen el poder
de crear espacios en nuestra vida y una separación entre nosotros y los demás.
Esto ocurre cuando no nos sentimos en paz con nosotros mismos y somos críticos juzgando
a los demás. Debemos asumir la responsabilidad para reducir ese espacio y la
fragmentación que existe entre nosotros y las otras personas. Tenemos que
comenzar a amar y aceptar quienes somos, incluso con nuestras debilidades
humanas.
El espacio que tenemos en nuestro interior causa
fragmentación, esta fragmentación abre las puertas para que la energía negativa
entre a nuestra vida y, como resultado,
el caos se inserta en ella a través de nuestra salud, relaciones o negocios.
Una vez que el caos ha entrado, comenzamos a dirigir nuestra energía para
eliminar dicho caos, en lugar de trabajar en eliminar el espacio vacío
que hemos creado en nuestro interior debido a nuestras acciones, pensamientos y
palabras. Si podemos corregir el nivel de la semilla, erradicaremos todas las
formas de caos que puedan afectar nuestra vida. Es de suma importancia que
tengamos conciencia de esto para que la Meditación, nos ayude a comenzar a
eliminar esa área vacía de nuestra vida y así, continuar en el camino para
traer paz al mundo.
Hay 3 niveles de la realidad espiritual:
Nivel I – No ocultamiento: En este nivel no se tiene ningún velo
espiritual, y vemos la verdad. Se
vive en una conciencia en la que siempre se reconoce y siente el propósito
divino detrás de todo. Con esta conciencia espiritual podemos conectarnos con
el panorama completo y darnos cuenta de que cada experiencia en la vida viene
directamente de la Luz, lo cual hace percibir todo lo positivo que la vida
ofrece, incluso en los momentos en los que surgen los desafíos. En este nivel no
existe separación entre la persona y la Luz. Esta persona elevada es
conocida como un Tsadik.
Cuando estamos en este nivel, hay
mucha consciencia de Luz, ahí están los Maestros ascendidos, se viven las
emociones de Dios.
Nivel II – Un nivel de ocultamiento: En este nivel, se reconoce que aunque
está pasando por un desafío, la Luz está presente y hay un marco más amplio.
Sin embargo, aún se siente incomodidad y dolor pero se utilizan las
herramientas espirituales para ayudarse a afrontar este momento difícil. Al no
conectarse completamente con la Luz, ocurre una fragmentación y se crea un
espacio. Esta fragmentación abre la puerta y permite que la energía negativa
entre a la vida.
Aquí está la humanidad. Viven su
felicidad, cuando viven el MI (su
pertenencia)… mi hijo, mi casa, mi familia, mi marido. Y si pierdo mi dinero “me muero” Se sufren las separaciones.
Nivel III – Ocultamiento doble: La Luz está totalmente oculta y no
se puede ver la conexión entre el desafío y la Luz. En este estado, se mantiene
una conciencia de víctima constante y se experimenta sufrimiento. Ni siquiera nos
damos cuenta de que la Luz está presente. No se puede ver el panorama completo
y no se asume ninguna responsabilidad por la situación caótica. Se culpa a
todos los demás por el infortunio que se está viviendo.
Aquí está el EGO en general,
los guerreros…los asesinos. Son felices ganando guerras, quedándose con el
imperio y matando. Como Ser humano soy feliz, cuando mis hijos aprueban
matemática, cuando consigo trabajo, cuando tengo mujer-marido, etc.
La mayoría de nosotros experimentamos la vida a través de
los niveles II y III. Avanzamos y retrocedemos constantemente con cada nueva
vivencia. Los desafíos ocurren para que determinemos si estamos siguiendo el
camino correcto. Pero ¿cómo sabemos si nos estamos moviendo en la dirección
correcta basándonos en nuestras propias acciones? Muchas veces realizamos
acciones positivas consecutivamente y no vemos resultados, no vemos la
recompensa a la energía positiva que estamos inyectando y por ello comenzamos a
sentir frustración. No reconocemos el karma de vidas pasadas que hemos traído con
nosotros. No podemos ver los milagros que ocurren en nuestra vida cada día. Por
todo lo anterior, debemos actuar para quitar los velos de nuestra vida.
Al acceder a la energía libre cósmica, durante la
Meditación, nuestro destino puede cambiar. Es importante reconocer los espacios
vacíos en nuestra vida. El estar conscientes es el primer paso, luego debemos
actuar para crear unidad. Esto se puede lograr a través del respeto y el amor
incondicional por las demás personas. No tiene que estar de acuerdo con el
punto de vista de alguien, pero debe ser tolerante y comprensivo. Al tener
tolerancia con otros, comienza a dejar de juzgar y así va eliminando espacios.
También debemos recordar amarnos a nosotros mismos de forma incondicional y
respetarnos. Esto se logra aceptando quienes somos y amándonos con todas
nuestras cualidades humanas. Estas acciones tienen el poder de prevenir y
bloquear la negatividad para que no entre a nuestra vida.
Simplemente preguntarse a sí mismo:
¿Cuál es el espacio en mi vida que necesito cerrar? ¿Cuál es la separación que
existe entre otra persona y yo y que necesito cerrar? ¿Cómo puedo aceptar a
alguien simplemente basado en quién es y aceptar diferentes opiniones y puntos
de vista? Al hacerte estas interrogantes, atraerá la energía cósmica libre.
Esta energía le asistirá para que haga el trabajo y ayude a eliminar el caos,
el dolor y el sufrimiento de su vida y de este mundo. Simplemente permita que
el amor incondicional entre en su corazón y compártalo con todo el mundo.
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